En ese momento no tomé conciencia de este hecho como una posible herramienta para escribir y no solamente para analizar una narración.
Unos años después hice el primer intento serio de escribir el guión de un cómic. Era una historia de ciencia-ficción llamada Prometeo, con obvias referencias a la mitología griega. Tenía una idea de cómo comenzar, pero no sabía como terminar. Escribí la introducción unas cuatro veces, pero la historia iba a la deriva... y se fue a la deriva.
Fue hasta que leí El Libro del Guión, de Syd Field que se me abrieron los ojos y recordé aquello de que las obras de ficción dramática tienen una estructura.
En su libro, Syd Field, famoso gurú de Hollywood, dice que "Un guión es una historia contada con imágenes, en diálogo y descripción, y ubicada en el contexto de la estructura dramática". Por supuesto que Field habla de guiones para cine, pero los principios que expone también son válidos para los guiones de comics.
Un guión tiene una estructura dramática bien definida, dividida en tres partes: Una introducción, un desarrollo y una conclusión, aunque no necesariamente en ese orden. A esta estructura Field le llama "el paradigma", un modelo fijo para darle forma a la narración.
Esta idea no es invento de Field, ya que fue Aristóteles el que mencionó en su Poética: "Es evidente que los argumentos deben estar construidos dramáticamente, como en las tragedias, y en torno a una sola acción entera, con principio, medio y fin, de modo que sea un todo, como un ser vivo, y produzca el placer que le es propio". El mérito de Field es llevar esta estructura al terreno del guión para facilitar su escritura.
El paradigma se ve de esta manera:
En las siguientes entradas de "Proyecto Comics" profundizaremos en las características de cada una de las unidades de acción dramática que conforman el paradigma.
